11 de junio de 2013

MARZO, VALENCIA






Cerré el libro y, mientras dejaba deslizar el último trago de Jack Daniels por mi garganta, reflexioné unos instantes sobre ese mundo rodeado de murallas. Podía imaginar con relativa facilidad la puerta y la muralla. La muralla era muy alta y la puerta muy grande. Reinaba un silencio sepulcral. Y yo estaba allí. Pero mi consciencia era muy vaga y no distinguía con claridad el paisaje de mi alrededor. Podía ver nítidamente la ciudad en su conjunto, solo las imágenes que me rodeaban eran tremendamente confusas y vagas. Y, desde el otro lado de aquel velo opaco, alguien me llamaba. "Seguro que la muralla simboliza las limitaciones de mi vida", pensé. "Y que el silencio es una secuela de la eliminación del sonido". El hecho de que los alrededores estén velados se debe a que mi imaginación se enfrenta en estos momentos a una crisis vital decisiva.

El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas. Haruki Murakami

Fotos: Marzo, Valencia

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encanta.